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Todos nuestros muertos

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Por costumbre, según la estación del año y la hora en la que sale el sol, me asomo a una pequeña terraza para ver el amanecer antes de irme a trabajar al Hospital. De aquí a septiembre, suelen ser estos los meses en los que amanece más temprano y puede uno disfrutar de un rato más. Madrugar te permite algunos placeres. Mirar por una ventana, quizá sea el reflejo de una infancia en la que más tarde, contemplar sirviera para comprender algunas cosas. Tal vez, una simple rutina como esa, me permite en el día a día, encarar las cosas con más sosiego y disciplina. A veces, uno siente en que no somos más que aquello que Miguel Delibes llamaba: “un hombre, un paisaje y una pasión”. Y así, en la clara oscuridad del amanecer, percibo como algunas casas permanecen aún con las persianas bajadas ―aún no es su hora, me digo―, mientras otras, van levantándose e iluminando algunas estancias. Todos los amaneceres ofrecen siempre algo nostálgico ―pienso, mientras miro el cielo―. Y casi sie

Tánger: los jueves y otras lecturas

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Tánger: los jueves y otras lecturas “Olía a ciudad vieja y bereber: suciedad, fruta podrida, sándalo, café recién molido…”,  Eva . Arturo Pérez-Reverte.       Hace poco tiempo, decidí volver a Tánger . Acaso, alejado ya del vapor de la praxis política, los pactos que surgieron tras el verano y de lo diferido que hay en los abrazos de nuestra España cainita que, como en un quiero y no puedo, hacen perpetuo este teatro. Pero, como ya sucediera la primera vez (un jueves, hace algo más de veinticinco años), regresé a Tánger con la misma sacudida de aventura que en la primera ocasión, cuando subido a bordo del Ibn Battuta cruzaba el Estrecho desde Algeciras.       Ese brazo de mar tiene una musa que duele y como en todo viaje, siempre hay una mezcla de fascinación y melancolía . Allí, las aguas del Atlántico y el Mediterráneo se acarician; enredando con sus brazos a aquellos cuyas historias se ahogan en sus aguas. "Cruzan como barcos de papel /cual botellas de c

E.C Ciudad fantasma #COP25

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E.C CIUDAD FANTASMA   Madrid, 5 enero de 2045. John Leiden, Ingeniero Jefe del Centro Astronómico.  Informe emitido tras los graves hechos que ocurrieron hace unas semanas en la ciudad de Madrid.  Epígrafe: EC-Ciudad Fantasma J/L.6 Desde mediados de diciembre y hasta el día 30 , la ciudad de Madrid y sus alrededores en 25 kilómetros, quedó convertida en una ciudad lóbrega dentro de un anillo helado . Todos los informes elaborados hasta la fecha llevan el epígrafe: EC-Ciudad Fantasma.  En la mañana del día 18 de diciembre, una densa bruma lo rodeó todo. A este contexto, hay que añadir la presencia de humo venenoso generado como consecuencia del uso inadecuado del gasoil EP-31. Queda constatado, a pesar de los informes, que no sirve como forma de combustible fósil para su uso en calderas de viviendas y vehículos. Hemos detectado que los informes de la petrolera CUTREX y el Ministerio del Clima, arrojan graves discrepancias sobre la concentración de partículas en com

Donde habita tu rostro, el placer por la lectura.

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"Donde habita tu rostro", el placer por la lectura Majadahonda Las Rozas Pozuelo Boadilla Otros municipios Madrid región Opinión Economía Inicio Noticia Destacada “Donde habita tu rostro”, el placer de la lectura “Donde habita tu rostro”, el placer de la lectura 20 marzo, 2019 Redacción Noticia Destacada , Ocio y Cultura 0 Por Juan Pedro Iglesias García En esta obra, salpicada de prosa impregnada de lirismo, la naturaleza cobra especial atención temática. Así es, como en los versos de “Son los árboles”, “Desde el árbol encina”, “Sierra de Guadarrama” y “El jardín”, donde el autor visualiza rincones de una Boadilla del Monte en plena armonía con el medio natural. La afición del autor por la fotografía, se plasma en muchas de las imágenes que crea con los versos, como en “Vuelven” (Por las blancas calles/vuelven de un mar lejano/ las pisadas a la fina are

El recuerdo en la mirada

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  EL RECUERDO EN LA MIRADA   Ha amanecido frente al lugar donde descansáis sí, aquel lugar donde, una y mil veces, os mordisteis los labios dulcemente. Ya vosotros no lo sabéis, por ser la ceniza del sueño eterno como algún día, tampoco yo lo sabré por ser ya, recuerdo en la memoria de algún vivo. He caminado en un día poderoso y soleado; entre la verde hierba, la senda del barranco se hermana con la línea del horizonte. Como yo, otros también caminan sobre las palabras; el beso, la espina. Si la oyeseis, oiríais la constante y cercana música del incorruptible mar que sobre vuestro silencio os mantiene unidos bajo el musgo y la piedra. Ya vosotros no lo sabéis, porque ahora sois el recuerdo en la mirada sobre los restos de un honrado naufragio y lo que supisteis en otro tiempo, era coronado por el amor cuando vuestros cuerpos actuaban en el escenario de la vida. Ahora, entre los grises y el verde, el mar lo inunda todo sobre el

Donde habita tu rostro en Zendalibros.

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Donde habita tu rostro, de Juan Pedro Iglesias García 20 Dic 2018 / Miguel Ángel Santamarina  /  Poesía Como Ulises, Juan Pedro Iglesias García emprende un viaje, a través de las palabras, para dar sentido a las circunstancias que rodean la vida. En Donde habita tu rostro hay poesía y también prosa, que el autor utiliza como herramientas para llegar a su Ítaca. Iglesias cita a Homero y también a Pessoa —” Leer es soñar de la mano de otro “—, a Whitman y Gil de Biedma, a Calderón y a Onetti, y a Machado y Darío, en un libro donde el tono referencial sirve de guía a los sentimientos que transmiten sus versos. Porque si hay algo omnipresente en esta obra es la defensa de la literatura , de la necesidad de leer y del placer de escribir. En este poemario —salpicado también de prosa impregnada de lirismo— la naturaleza es uno de los grandes temas, presente en los versos de “Son los árboles”, “Sierra de Guadarrama”, “Desde el árbol en

POESÍA - NADA QUE CONTAR - Concurso de Poesía en ZENDA #OTOÑO

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NADA QUE CONTAR Sería extraño recrearse sin más ante la idea indivisible del nada que contar, sobre este abismo de silencios en cuyas palabras, el oxímoron de la vida corretea con el frío cálido de los días. Como si nada que contar fuese una metáfora ante mis cien hojas en blanco, repletas de cerrados balcones con estrechas calles que miran a un horizonte fresco y salado. Allí, donde llenar los vacíos que las certezas dejaron. Como hoy, que siendo ya otoño, se fueron mis ojos con la triste imagen de una pareja, que sentada en el restaurante, tan solo estrellaban los suyos en la infinita soledad de sus pantallas; efímero cristal de su vida. No un rato, si no más de media cena. Ni tan siquiera, para desearse con la mirada. Más tarde, yo me fui, paseando la ciudad y ya lejos, recordé como dibujaron su final, su adiós al amor, sin nada que contar ante el fugaz teclado de sus teléfonos.