Las diarias horas
Las diarias
horas
Se ha ido y estás solo
pensando en ese apagado
y hermoso reino del amor.
En las horas dulces de lo
amado
ahora, sólo queda un rastro
triste
en las diarias horas
cuando siendo amante,
esperabas.
También, cuando
contemplabas
su rostro joven
en un grácil cuerpo, etéreo
sobre las olas del mar
y amándote tu amada
te entregaba su cuerpo
para que tu buscaras su
ardiente boca
y por la cintura, tus fuertes
brazos
la abrazaran.
Por momentos, pensé en como
seríamos
ya sin amor, ya apagados
todos los sonidos
calladas las palabras
en una insoportable levedad
sin amor, ya nada.
Pero claro, todo resulta arduo.
Como lo es el amor, más
difícil
su distancia, también su
presencia
más luego, la larga duda
de las diarias horas.
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