El Paréntesis de la Vida






El paréntesis de la Vida
Por Juan Pedro Iglesias García
@jiglesiasgarci

La vida está llena de instantes y también de suspiros de merengue. Momentos que se entretejen para conformar un paisaje. Eso, mis padres no me lo enseñaron. Cosa tan efímera, lo aprendí con el discurrir del tiempo. Por otro lado, algo normal y lógico, porque uno va construyendo su vida en función de lo que va recogiendo. Mi abuela decía: “el que siembra vientos, recoge tempestades”. Y razón no le faltaba, las abuelas siempre la tienen. Quien esté libre de culpa, nos decían antes y ahora también, que tire la primera piedra. Pues, ¿quién no ha estado metido en líos, alguna vez en su vida?Hallazgos necesarios para aprender, porque no todo es camino de rosas. El tiempo te va dando unas cosas y te va quitando otras. Palos y alegrías, que equilibran la balanza y recomponen ese puzzle que llaman vida.

Nada desaparece por completo. La memoria es un faro en las tinieblas de algunos de nuestros recuerdos. A veces, una luz en el túnel que nos avisa de que hay cosas imposible de olvidar. Hacerlo, sería una alta traición hacia nosotros mismos y que se paga con un sórdido silencio. Aunque, como diría Mario Benedetti, el olvido está lleno de memoria. Casi todo permanece almacenado en nuestros recuerdos. Como aquellas imágenes que nos persiguen durante el resto de nuestra vida y que nos marcan el rumbo hacia una isla o puerto imaginario. Caricias, besos y desamor, son barcos de ilusión en esa calle que se llama, “Primera Vez”.

El otro día, sobre la mesa de mi escritorio, varias imágenes en papel esperaban ser recordadas. Porque las fotos, son eso, instantes de un paisaje que necesita ser inventado o reinventado. Otras, tan solo, recordado. Un foto libro que le regalaremos a mi hijo al cumplir los 18 esta primavera. Miradas de un tiempo que se nos fue y que ahora en un álbum, nos recuerdan lo efímera que es la vida. Un espacio tiempo cercano y ya, inalcanzable. Y como en la canción, “pasa la vida, pasa la vida…”, pasamos página a los recuerdos.

Siempre me gustó la fotografía y a pesar de haberla estudiado, nunca me gané la vida con ella. Alguna que otra exposición, en mis años de juventud y a otra cosa, mariposa. Con el tiempo, me di cuenta de que podía haber subido en ese barco, pero, para entonces ya no quería asumir riesgos. Todo quedó en eso, en una gran pasión. La que necesité para mi desarrollo personal y para aprender a mirarme en otros y en mí mismo. Valió la pena.

Ahora, como antaño de joven, fotografío también con las letras. Porque literatura y fotografía van de la mano. Como el ciego que camina aferrado a su bastón y lee con los dedos creando imágenes. Porque esa es la esencia de aquello que creamos y como en el Quijote de un ciego, trato de crear una imagen mental, guardando los originales en mi cabeza.

Por eso y como decía el poeta; la vida, ese paréntesis. Una recreación llena de amor, de esperanza, de desengaños, de odio, de miseria, en un mundo de paciencia y asco, que diría.

 

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